La forma electrónica de fumar: ¿Quién tiene razón?

El aparato electrónico que más polémica está generando últimamente está evolucionando increíblemente rápido. Esto permite un uso mucho más placentero, con la consecuencia de que cada vez más fumadores se pasan al e-cig. Poco a poco se ha generado una guerra entre dos bandos: los que dicen que el cigarrillo electrónico es perjudicial, y los que dicen que no.

También hay otros bandos aparte: los que dicen que es perjudicial, que vale, pero que mucho menos que el tabaco, y los que dicen que con el tabaco al menos se sabe lo que se inhala. Más aún: los que dicen que cigarrillo electrónico no es un término correcto (porque no se fuma, se vapea), y los que dicen que sí que lo es. ¿Quién tiene razón?

De esta forma comienzan a aparecer los experimentos, los informes de procedencia incierta (o los que directamente carecen de procedencia), los casos de pulmonía que achacan al e-cig, que si es cancerígeno, que si no… un dolor de cabeza vamos. Puedo asegurar una cosa: sirve para dejar de fumar. Muchos afirman que no es eficiente cambiar un hábito por otro, pero el caso es que el vapeo se deja de una forma sencilla y natural.

Y no, no es lo mismo que fumar, de hecho es mucho menos placentero. Las personas que lo compran erróneamente pensando que dejarán de fumar sin estrés ni ganas de volver a ponerse un cigarro en la boca se equivocan. Un e-cig no es una varita mágica, sufrirás al dejar el tabaco, solo que no tanto.

Respecto a si es o no salubre, es algo que nadie puede decir. Cada uno es consecuente de sus actos y a nadie se le obliga a ponerse un cigarrillo electrónico en la boca. Todo indica a que es mucho menos perjudicial que el tabaco pero, en cualquier caso, la mejor filosofía vuelve a ser la siguiente: si no quieres, no lo hagas, pero no molestes al que quiera hacerlo.