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Que las nuevas tecnologías se han instalado en nuestro día a día es un hecho obvio y que todos conocemos. El mundo de la economía y de las finanzas tampoco ha sido una excepción. Los mercados financieros también han notado y, sobre todo, han aprovechado las ventajas de Internet y las múltiples opciones de negocio que ofrece. En esta línea ha surgido un nuevo concepto financiero, el fintech, que hace referencia a la relación entre los productos financieros y las nuevas tecnologías. De hecho, este nuevo término se denomina así porque hace referencia a la mezcla entre finanzas y tecnologías.
Además del boom de las nuevas tecnologías, el mundo de los finanzas también ha sufrido un cambio de rumbo muy importante por culpa de la crisis económica. Antes del 2007 la concesión de cualquier tipo de préstamo económico (hipotecas, créditos personales, préstamos para empresas…) era negocio de los bancos convencionales. El proceso requería ir al banco personalmente varias veces para ir tramitando todo lentamente. Sin embargo, la recesión económica hizo que los bancos redujesen mucho la concesión de créditos y en ese contexto han surgido nuevas empresas con un concepto de finanzas distinto.
Una de las mayores novedades que se han dado en el mundo financiero es la aparición de entidades que conceden mini préstamos de dinero en muy pocos minutos y con menos requisitos. Este tipo de empresas, además de ocupar un espacio en el mundo financiero han conseguido gran demanda al aprovechar las potencialidades de las nuevas tecnologías, como puede ser el Big Data. Existen numerosas web que comercializan estos productos gracias al fintech. Es decir, ofrecen créditos rápidos a través de su página web, con un proceso que es 100 % online y que, gracias a los dispositivos que hay hoy en día, podemos realizar desde el sofá de casa o desde el lugar en el que estemos, siempre y cuando tengamos conexión a Internet.
De hecho, este tipo de empresas financieras que se basan en el concepto fintech para sus operaciones comerciales, en muchos casos no disponen ni de un local físico, puesto que su vida comercial se desarrolla a través de Internet. Las solicitudes se hacen en sus páginas web y la relación empresa-cliente es a través del correo electrónico en gran cantidad de operaciones.
Los bancos convencionales también han reaccionado y, en su gran mayoría ofrecen un buen número de productos clásicos de forma online , como por ejemplo los préstamos personales. Incluso han surgido nuevos espacios comerciales para el mundo de las finanzas gracias a las nuevas tecnologías y una prueba de ella son los conocidos como P2P. Aprovechándose del crowlending, han surgido varias entidades que crean una plataforma en la web a través de la cual ponen en contacto a inversores y personas o empresas que necesitan financiación.
