Fíjate bien y caerás en la cuenta en seguida: casi el 100% de los ordenadores, Smartphones y tablets que aparecen en el cine y la televisión son de marca Apple. Es muy complicado encontrar a un personaje de ficción usando otro terminal que no sea un iPhone, o un portátil que no sea Mac.
Y lo más curioso es que el contexto importa poco, ya sean personas con poco dinero (shameless), con mucho o con muchísimo, pueden permitirse llevar lo último de la gran manzana. Y si uno se para un momento a pensarlo, no puede evitar acabar pensando si solo Apple puede permitirse pagar por salir en la gran o pequeña pantalla.
Lo dudo, pero la otra explicación es que el fanatismo por Apple se haya extendido hasta el punto de hacer publicidad gratis, o con más gusto que para otra marca. Y si fuese así, la cosa es digna de estudio desde luego. Esta es la corriente que creó Steve Jobs, el legado que dejó, que es mucho más que una serie de móviles y portátiles. Es una moda, y para muchos, una forma de vida.
Por eso, tras el fracaso que supuso la película “Jobs”, donde Ashton Kutcher se ponía en la piel del bueno de Steve, Sony ha decidido reintentarlo. Si el problema de Jobs era la falta de valentía y la obsesión por la corrección, sin salirse en ningún momento de una línea de respeto establecida que encorsetaba el film, Sony debería plantearse todo lo contrario.
Porque Apple ya es Steve Jobs y Steve Jobs Apple, pase lo que pase y de forma atemporal. Y Jobs fue mucho más que un emprendedor, más que una persona extremadamente inteligente, más que un hombre adelantado a su tiempo. Por eso, se merece una película arriesgada que haga honor a su vida, esperemos que sea esta.