Miércoles , 27 Septiembre 2023
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En economía, ante una demanda, una oferta. El acceso al crédito

Se reconoce que el acceso al crédito, a la financiación bancaria por parte de las empresas, funciona como un motor que le permite avanzar, que bien administrado otorgará al empresario la capacidad de optimizar sus procesos de producción, invirtiendo en nuevas maquinarias o en los medios de gestión. La garantía que ofrece la aceptación de un crédito posibilita la confianza en el resto de empresas satélites, ya sean proveedores o auxiliares que cumplan alguna función específica de externalización de funciones.

Con la garantía de los créditos, la empresa cuenta con la solvencia necesaria para, en casos de necesidad, cuando vienen meses o temporadas duras, poder seguir pagando a los empleados y a los servicios básicos de electricidad, combustible para la flota, agua…

Del mismo modo, saber que las familias cuentan con esta posibilidad de recibir dinero cuando las cosas se presentan complicadas, o para mejorar en la calidad de vida, procura salud y descanso, seguridad en el futuro.

Desgraciadamente, debido a la crisis económica que nuestro país sigue soportando y que parece haberse instalado para siempre, la banca tradicional ha cerrado este grifo crediticio para la mayoría de las familias y para un gran número de pymes. La banca, si se corre algún riesgo, no ofrece dinero, independientemente del tiempo y de la trayectoria que se haya llevado como cliente, por lo que recurrir a los préstamos por esta vía se hace cada vez más complicado.

Por el contrario, y afortunadamente, han hecho su aparición los prestamistas privados, con los que podemos contar para recibir pequeñas cantidades con la que solventar los problemas de las pymes y familias en periodos de tiempo muy rápidos.

¿Qué son los prestamistas privados?

Los prestamistas privados y / o particulares son aquellas personas o entidades que ofrecen su propio dinero, generalmente cantidades muy pequeñas, entre 50 y 1000 euros, para que las empresas que tienen el acceso a los bancos limitado o imposibilitado puedan sufragar sus gastos con urgencia y comodidad.

Aunque pueda parecernos lo mismo, cuando decidimos dejar de insistir en nuestro banco de siempre y buscamos financiación por nuevos medios, como estos a los que estamos dedicando este artículo, existen sutiles diferencias entre el prestamista privado y el particular.

El prestamista particular se caracteriza principalmente en que es una persona o grupo de personas sin identificación ni asociación que quiere usar sus ahorros para ofrecerles la oportunidad a otras personas que los necesitan y aumentar, a base de intereses, su propio capital. En este caso las condiciones de devolución y cantidades a pedir se negocian cara a cara. No hay una regulación clara para estos trámites, por lo que existe un amplio margen de inseguridad por ambas partes.

Sin embargo, los prestamistas privados sí ofrecen buenas garantías para ambas partes, pues se consideran auténticas entidades financieras que, aunque cuentan con capital privado, han desarrollado una buena estructura empresarial, ofreciendo seguridad y asesoramiento.

Los prestamistas privados ofrecen un servicio seguro y rápido, con todas las garantías de legalidad, con unas condiciones que suelen ser bastante más asequibles que las de los bancos tradicionales, sin tener que soportar el tercer grado al que te someten para saber a qué vas a dedicar el dinero, sin las investigaciones que realizan en tu entorno familiar y laboral, incluso sin necesidad de tener aval o denegarte el crédito por figurar en alguna de las listas de morosidad existentes en nuestro país, como el ASNEF, y con la capacidad de tener el dinero en 10 minutos desde que se realiza la petición.

Aunque este acuerdo se realiza entre particulares, para dar fiabilidad al contrato, todo el proceso es muy parecido al que se establece entre cliente y banco para la solicitud y concesión de un préstamo personal.

Este tipo de financiación crece como la espuma, pues es una oportunidad única para acceder rápidamente al dinero, por lo que no es utilizado únicamente por aquellos que andan pasando una mala temporada y a los que el banco les ha cerrado el grifo crediticio, sino también por aquellos empresarios que han localizado una oportunidad de negocio, una inversión o una oferta que no pueden ni deben dejar escapar y para ello necesitan dinero con urgencia.

La única desventaja es que los intereses suelen ser un poco más elevados, pero si la oportunidad lo merece o la urgencia lo hace necesario, valdrá la pena. Por otra parte, como hemos visto, los requisitos del prestamista privado son, sin comparación posible, los más flexibles que vamos a poder encontrar en el mercado financiero, además, como los contratos se realizan directamente con los prestamistas y no con empleados y una burocracia sin fin, la posibilidad de negociación aumenta las posibilidades de mejorar las condiciones.

Por otra parte, la confianza generada podrá influir positivamente para futuros créditos y que estos se otorguen en mejores condiciones, algo que nunca ocurrirá con la banca tradicional que tiene estipuladas una serie de condiciones inamovibles.

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