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Siempre son de agradecer las noticias que nos acercan un poco más a un mundo algo más equitativo. En esta ocasión, la Sociedad Europea de Satélites (SES), ha puesto en marcha un proyecto que permitirá lanzar cuatro satélites al espacio con el fin de otorgar internet a países necesitados repartidos por todo el mundo (Asia, América, Oriente Medio, África…), o para aquellos que están saliendo de un apuro.
Tres mil millones es el número de personas que, según la SES, se van a beneficiar del ambicioso proyecto. Proyecto de una gran importancia, puesto que muchas barreras pueden romperse facilitando el acceso a la red de redes. Además, esto permitirá ofrecer a la gente la mejor arma posible contra la injusticia: la información.
Muchos países subdesarrollados sufren por la sencilla razón de una censura que les impiden conocer qué ocurre en el mundo exterior. Para los afortunados que se vean beneficiados del proyecto O3b, este aspecto puede cambiar para bien. No serán ricos, pero al menos podrán permitirse el ser un poquito más libres… algo es algo.
Respecto a la consecuencia económica más directa, solo hay que pararse a pensar en las empresas que existen en estos países. Sin acceso a internet y la desinformación de la que hablábamos antes, la exposición ante los cambios que ocurrían en el mundo es inmensa (cambios que afecta directamente a la empresa). Con la información suficiente, las posibilidades de amortiguar impactos y evolucionar se multiplicarían.
Dos conclusiones podemos abstraer de esta agradable noticia: primero, aún existen proyectos a gran escala y con grandes presupuestos que intentan ayudar a personas que lo necesitan; segundo, que internet no es un capricho, es una necesidad. Y es tan importante que ha acabado siendo herramienta indispensable a todos los niveles: consumidor, empresario y político.
