¿Qué sistema operativo me conviene si lo que quiero es jugar? (I)

En un lado del ring, vestido de verde chillón y con la forma de un extraterrestre que quiere ser tu amigo… ¡Android! En el otro, una manzana plateada que tiene la capacidad de provocar un consumismo enfermizo (ya sabes, que no puedes permitírtelo pero, qué demonios, ¡lo necesitas!)… ¡Apple!

En medio, todas esas personas que ven sus teléfonos móviles como verdaderos terminales de videojuegos, preguntándose cuál es el que mejor se adapta a sus necesidades. Pues si eres de los que ponen como prioridad la cantidad de juegos que podrá mover tu terminal, adelante, ¡Que comience la pelea!

Ronda 1: Especificaciones técnicas

Como representante, elegiremos uno de los móviles más completos que utiliza a Android, Samsung Galaxy S5. En un gancho de izquierda, noquea al iPhone 5s y lo tira al suelo con sus dos gigas de RAM frente al único giga de la gran manzana. Pero la gran manzana rebota contra las cuerdas y devuelve el golpe con rotundidad.

¿Por qué ocurre esto? Porque el problema que tiene Android es que tiene demasiado motor para tan poca carrocería. Es decir, que a pesar de tener un mejor hardware, la optimización software/hardware no es tan buena. La preocupación de Apple siempre ha sido buscar el terminal más óptimo, no el más potente. A la hora de jugar es un aspecto muy a tener en cuenta.

iPhone golpea muy fuerte con su procesador (y aquí acaban los paralelismos de lucha, de momento) Intel Dual-core de 64 bits optimizado para móviles y que se denomina A7 frente a un Qualcomm de cuatro núcleos del Galaxy S5 (frente a los dos del iPhone). De nuevo, aunque técnicamente sea superior el terminal de Samsung, respecto a optimización, la cosa se decanta con bastante seguridad por iPhone.