Después de años buscando una solución a la parálisis, se ha encontrado un remedio al que califican de más que exitoso. Los miembros protésicos o artificiales se pueden controlar por los propios nervios y músculos humanos, o si no, directamente desde el cerebro. El programa de investigación BrainGate parece estar muy cerca de la solución. El problema es que la conexión entre el cerebro y las extremidades, músculos o nervios humanos se ha perdido, por eso tenemos una parálisis pero ya han conseguido tras un implante cerebral, que podamos controlar un miembro robótico que posee otros implantes en ciertas zonas.
El sistema recoge las señales mentales a través de implante (un microchip) y las envía a los receptores, que serían otros implantes colocados en el brazo artificial y así poder moverlo. El sistema sería el mismo para hacerlo en un brazo humano, pero se filtrarían los datos a un ordenador para saber que va sucediendo y se implantaría también un dispositivo de estimulación para activar los músculos del paciente.
Estas señales se enviarían inalámbricamente, se descifrarían con un algoritmo para saber con qué músculo se reacciona y se podrían obtener hasta 18 reacciones de diferentes músculos del brazo y la mano. Uno de los fundadores del proyecto, Robert Kirsch, explicaba que el paciente solo piensa arriba, abajo, izquierda y derecha para moverse, solo hay que traducir esos datos para que los procese el chip y a partir de ahí las variantes ya salen solas. Ya han conseguido todo tipo de avances en este campo y la fase ya está en pruebas clínicas con humanos, pero pese a que sean exitosas, hasta dentro de un año no podrán empezar a difundirlo.
Otro grupo de desarrolladores de Case Western está creando un nuevo modelo de brazo en realidad virtual para desarrollar el algoritmo usado en el movimiento y mejorarlo y poder hacer cualquier tipo de movimiento que podría hacer una persona con una extremidad funcionando a la perfección. Aseguran que también podrán hacer algunos movimientos que una extremidad no hace, dado que dicen que hay ciertos movimientos que no podemos hacer, no porque nuestros músculos, tendones o nervios no soporten, sino porque durante años de evolución dejaron de moverse hasta ese límite y pese a que parezca que los hemos perdido, simplemente hemos dejado de hacerlos.