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Un móvil no es una consola. “¡No me digas!”, pensarás (la ironía puede doler, que lo sepas), pero lo que quería decir es que una pantalla táctil tiene un hándicap: permite diseñar juegos con controles intuitivos y novedosos, pero por otro lado, acarrean la desventaja de no disponer de botones ni teclas.
Posiblemente por eso, existen varios estilos en el mundillo que se han hecho tremendamente populares entre todo tipo de jugadores, ya sean casuales o no. Entre ellos, destaca el género “endless run”, que viene a ser un juego en el que nuestro personaje corre de manera automática y, mediante movimientos específicos en la pantalla táctil, podemos saltar o esquivar, por ejemplo.
Uno de los endless run más emblemáticos es Temple Run (que ya tiene continuación). La mecánica es simple: nos pondremos en la piel de un explorador que es perseguido por un gorila alrededor de unas ruinas aztecas. Correrá solo, así que deberemos centrar nuestra atención en esquivar barrancos y saltar numerosas trampas.
Tras un rotundo éxito y una popularidad inmensa, muchas compañías decidieron utilizar la idea y modificarla para hacerla suya (o copiar, llámalo como más te guste). Así, podrás encontrar numerosos juegos del mismo estilo, tanto en Android como en Apple, con gráficos tridimensionales y un sistema de progresión que invita a engancharnos.
Entre las alternativas, Subway Surfers (jugadores sobre holopatines), o el futurista y algo más adulto RunBot. Tienes tantas opciones como ánimo de rebuscar en Play Store o Apple Store. Pero ten en cuenta un detalle: no son juegos para estar entretenidos durante horas, más bien para matar pequeños intervalos de tiempo.
Porque como su propio nombre indica, no tienen fin (hasta que te equivoques claro), y llegará el momento en el que acabe cansando si se abusa de ellos. En cualquier caso, una buena forma de entretenerse un rato.
