Planificar nuestras vacaciones desde el sillón de casa, leer la prensa sin bajar al kiosco, recibir la compra en la puerta de nuestra vivienda, comprobar los números ganadores sin tener que salir a la calle o hacer una video llamada con personas que se encuentran a millones de kilómetros. Todas ellas son actividades que forman parte ya de nuestra vida diaria. Ni nos las cuestionamos, ni nos llaman la atención, porque para nosotros son completamente naturales.
Sin embargo, si volvemos la mirada atrás, en el tiempo, a través de la memoria de nuestros padres o de nuestros abuelos o de nuestros propios recuerdos, nos damos cuenta de que en las últimas décadas el mundo ha dado un giro de 180 grados gracias a las nuevas tecnologías. Y nuestra vida también. La radio llegó a nuestro país hace tan solo unos 100 años, la televisión no hace más de 70 y la World Wide Web no existía hace más de 3 décadas. Sin embargo, ya casi nadie puede imaginarse su día a día sin echar mano de ellas.
De hecho, más de 27 millones de personas, de edades comprendidas entre los 16 y los 74 años, se conectan regularmente a internet en nuestro país, según un informe sobre los hábitos digitales de los españoles elaborado con datos del 2015. Además, este informe concluye que, de ellos, algo más de 22 millones acceden a internet al menos una vez al día, lo que supone un 81% del total. En los próximos años, las cifras seguirán probablemente al alza, ya que las nuevas generaciones se familiarizan con ellas desde que nacen.
Lo cierto es que herramientas como internet nos permiten gestionar tareas de nuestra vida diaria de manera más rápida, eficaz, autónoma y cómoda. Muchas de ellas nos hubieran parecido imposibles hace tan solo una década, como ocurre con los siguientes ejemplos:
- Organizar un viaje por internet: comprar los billetes, reservar una habitación en un hotel, alquilar un coche, etc.
- Aprender de manera gratuita gracias a tutoriales sobre cualquier tema.
- Utilizar una aplicación móvil para no tener que imprimir los billetes de avión, las entradas de un concierto, de una obra de teatro, etc.
- Asistir a eventos desde tu ordenador por medio del streaming.
- Saber qué pasa en cada momento en cualquier sitio del mundo.
- Poder conocer a cualquier persona a través de las redes sociales.
- Buscar piso por internet.
- Leer libros no impresos.
- Tener acceso al callejero de cualquier sitio del mundo.
Por su parte, desde que las nuevas tecnologías han emergido, existe una innumerable lista de cosas que ya no hacemos o que ya no estamos obligados a hacer. Solo de pensarlo, a muchos les reconforta:
- Revelar fotos de nuestro último viaje sin saber cómo saldrán.
- Tener que llevar un walkman o un discman por la calle para poder escuchar música durante un viaje.
- Grabar cintas de casete para el coche.
- Recibir montones de cartas del banco facturas, etc. en el buzón de tu casa.
- Guardar y almacenar en casa los números de teléfono.
- Acudir al banco para hacer una transferencia, ingresar dinero o actualizar la cartilla.
- No tener que imprimir tu currículum.
- Desconectar el teléfono para poder conectaros a internet.